Sinaloa es un estado
ubicado en el noroeste del país. Sus símbolos culturales más representativos
son: la agricultura, la música de banda, el beisbol, los mariscos, el narcotráfico
y las reinas de belleza (siete veces han sido las que una sinaloense ha ganado
el título de Miss México).
Es en este estado
donde los narcotraficantes y las hermosas soberanas, parecen fusionarse como
imanes. Ellas, por un lado, buscan comodidad, lujos y dinero fácil, mientras
que ellos desean tener a alguien a quien presumir como trofeo.
El doctor en
sociología y miembro del Sistema Nacional de Investigadores Arturo Santamaría
Gómez, se dio a la tarea de investigar este fenómeno cuyos resultados logra
plasmar en su más reciente obra “De
reinas, carnaval y narco: El terrible poder de la belleza.”
Publicado por la casa
editorial Grijalbo, Santamaría Gómez nos lleva por un viaje en el tiempo desde
la época prehispánica hasta llegar a nuestros días, mediante datos que
demuestran que en Sinaloa se venera a la belleza femenina más que en cualquier
otra entidad del país, y comprueba que las reinas de belleza han estado
involucradas en el narcotráfico desde hace muchas décadas.
A través de sus 224
páginas, el autor nos define de manera concisa lo que implica la belleza
sinaloense, mirada y cuerpo que seducen a cualquier hombre y que ha llamado su
atención estudiar por lo particular que resulta.
En el libro se
plantea cómo en Sinaloa, desde muy corta edad, las mujeres buscan el
reconocimiento de su atractivo. Basta mencionar que desde la guardería o kínder
existen concursos de belleza que buscan encontrar a la más agraciada para
nombrarla su representante.
En sus cuatro
capítulos no pretende tratar el tema de la belleza y el narcotráfico como algo
morboso, sino como un aspecto representativo de la cultura
sinaloense y que recientemente ha sido blanco de numerosos reportajes y otros profundos y extensos trabajos periodísticos.
En la obra se
presentan un conjunto de crónicas y testimonios aportados por reinas de belleza
que plantean lo que implicó resultar como ganadoras.
Un apartado que resalta en
el libro es la exposición de la institución de reinas homosexuales en algunas poblaciones sinaloenses. Individuos que desde hace poco más
de una década han ganado visibilidad y cuentan que incluso son buscados por
narcos para sostener relaciones sexuales por su gran atractivo físico.
Así pues, Arturo
Santamaría logra regalarnos una lectura entretenida y curiosa que te atrapa desde el principio por su detallada exposición de datos y la profundidad con que llevó a cabo la investigación de tan particular fenómeno.
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