sábado, 3 de mayo de 2014

Un mundo Feliz


Un clásico de la literatura mundial, escrito en 1932 por el autor británico Aldous Houxley, nos presenta a manera de novela, una postura crítica del orden social y los tabúes que perduran hasta nuestros tiempos posmodernos. Más que una simple historia “un mundo feliz” es un ejercicio filosófico sobre la sociedad posmoderna.

La novela comienza cuando el director de un instituto le muestra a un grupo de estudiantes el proceso de clonación de los individuos de la especie humana y la forma en que condicionan su pensamiento de acuerdo a la casta que pertenecerán. Los “alfas” son grandes, apuestos e inteligentes y los “epsilones” bajos, estúpidos y feos. Cada individuo es condicionado durante su nacimiento de la manera en que supone su casta. Cuando llegan a sentirse molestos, infelices o insatisfechos deben acceder por ley, a una droga llamada soma que regula su estado de ánimo y los regresa a un estado mental equilibrado.

Inspirada en una sociedad perfecta en la que todo gire sobre ruedas y se desenvuelve en un circulo virtuoso que permite el alegre funcionamiento de los componentes sociales, Houxley logra crear un mundo en el cual la nueva y civilizada raza humana funciona con un engranaje perfecto donde cada individuo produce desde diferentes sectores lo necesario para mantener el orden social. Un giro muy similar al sistema capitalista actual, inspirado en la producción y en la maximización de las ganancias que busca formar profesionales que se inserten el sistema. La técnica es promovida por encima del pensamiento y la reflexión, proporcionando un carácter técnico a las nuevas generaciones.

En esta sociedad “perfecta” todo sigue su curso normal. Los tiempos no cambian. Sin convulsiones ni desequilibrios. Tampoco existen rencores, problemas u odios. Prevalece el orden y la estabilidad. Los individuos están condicionados. Han perdido cualquier espacio para la duda y el pensamiento crítico. En términos marxistas se encuentran “alienados”. Su pensamiento independiente se les ha nulificado desde su creación, como si fueran un producto de fábrica, en donde viven únicamente en función de lo que la sociedad necesita de ellos. A pesar de que todos se dicen felices y satisfechos, al sacrificar su libertad individual por el beneficio de la comunidad, o mejor dicho del sistema de producción, han perdido su felicidad al no tener espacio para ejercer libremente su conciencia.

El llamado “mundo feliz” creado por Houxley está regido bajo la premisa de que “todo el mundo pertenece a todo el mundo”. Superficialmente simboliza muchos hechos sociales, como la abolición de las prohibiciones, lo que podría causar envidia a los lectores que vivimos en el mundo real. El sexo en la novela, es libre, cotidiano y puede hacerse con cualquier persona; sin necesidad de una seducción previa a la pareja. Aun así el lector no deja de sentir pena por esta condicionada especie. No se necesita poseer un amplio acervo en teoría psicológica o sociológica para darse cuenta del vacío y la falta de libertad que inundan a los personajes. Su prisión espiritual es de tal magnitud que ni siquiera pueden percatarse de ella y los aires de libertad siguen como un falso derecho que su cándida conciencia cree dominar.


Aldous Huxley.


“Un mundo feliz” es una novela filosófica escrita en 1932 en la que el autor plasma su visión de lo que sería el mundo en el futuro. El libro anticipa los tiempos posmodernos y el surgimiento de un nuevo hombre; más mecánico y menos sensible  Esta es la razón por la cual la novela se convirtió en un clásico de la literatura universal, manteniéndose como un referente para entender los tiempos actuales.

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